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Multi-Relatos

El lugar donde tus fantasías cobran vida

El Embarazo imaginario de mi hija

Tiempo estimado de lectura: 26 min
Mi mujer es enfermera y trabaja por turnos en el hospital de la ciudad donde vivimos, yo trabajo en una entidad financiera en horario de 8am a 3pm de lunes a viernes y tenemos una hija de 19 años que estudia medicina en la universidad.
Ese viernes acompañé a mi mujer, dando un paseo hasta el hospital porque entraba en turno de noche, de 8pm a 8am del sábado y después me volví para casa que está a una media hora andando.
Llegué sobre las 9pm y me sorprendió que mi hija estuviera en casa a esa hora un viernes, que es un día en el que, normalmente, sale con las amigas y regresa sobre las 12 de la noche.
Estaba sentada en el sofá del salón, con la tele encendida, pero trasteando en su móvil.
Tenía puesta su ropa de por las noches, que es una especie de camisón de tirantes y debajo únicamente las braguitas.
Le pregunté que como estaba tan temprano en casa y me respondió que porque no le apetecía estar por ahí y se había venido para casa.
Yo le dije:
– OK, pues me voy a poner cómodo y te acompaño, si te parece bien.
– OK papá, aquí te espero, no voy a irme a ningún lado… Jajaja
Fui a mi dormitorio y me puse la ropa comoda de andar por casa.
Estábamos a finales de primavera y hacía muy buena temperatura, así que me puse un pantalón corto y una camiseta amplia.
Cuando llegué al salón mi hija tenía sus piernas apoyadas en la mesita baja que tenemos frente al sofá, llegué y me senté a su lado.
Yo estaba acostumbrado a verla así, porque es una de sus posturas favoritas para ver la tele, así que no me causó ninguna sorpresa ver que el camisón, que normalmente la llega por encima de las rodillas, al sentarse se le había subido, dejando sus muslos casi completamente al aire.
Una vez sentado le volví a preguntar que porque estaba en casa tan temprano, que si había discutido con sus amigas.
A lo que ella, dejando su móvil sobre la mesa me contestó:
– Mira papá, me vine para casa porque todos los hombres son unos cerdos.
Buffff, tela, estaba enfadada y lo iba a pagar conmigo, así que le dije:
– A ver cariño, porque dices eso de que todos los hombres somos unos cerdos?
– Yo no he dicho que tu seas un cerdo, he dicho que todos los hombres SON unos cerdos, a ti no te he metido.
– Bueno, pero yo también soy un hombre.
– Si claro, pero seguro que tu no me ves como una “tía buena”, ni piensas que tengo un cuerpo para comertelo enterito, que es lo que me dicen mis amigas que les dicen todos los chicos de mi… Bufff
– A ver cariño, tranquilizate, porque eso que los chicos dicen de ti es algo normal, porque tu eres una joven muy atractiva.
– ¿Muy atractiva? Pues lo mismo que mis amigas.
– Pues si, en vuestras edades, todas las chicas sois muy atractivas y es normal que gusteis a los hombres.
Pero, en tu caso aún más, porque eres muy guapa y tienes un tipazo.
– ¿Porque?, ¿Porque soy la más alta?
– Pues si, eres un poco más alta que ellas y con todo tu cuerpo en consonancia a tus 170cm, que hace que destaques sobre las demás.
– ¿Que quieres decir con eso de que tengo un cuerpo en consonancia con mi altura?
– Pues, que para ser mujer, eres más alta que la media, pero todo tu cuerpo está en proporción a tu altura, vamos, que no eres una largirucha, tienes unas buenas piernas, cintura estrecha, buenas caderas y también vas bien de pecho.
– ¿Osea que tu también piensas que soy una “tía buena”?
– Por supuesto que pienso que eres una “tía buena”, porque es que lo eres y el hecho de ser tu padre no quita para que te vea como te ven todos los demás hombres.
– Bueno, pues ya que me ves como me ven los demás hombres, dime que es lo que mas te gusta, como hombre, de mi.
– A ver cariño, yo no te veo como hombre, yo te veo como padre y para mi, eres la chica más guapa y atractiva del mundo mundial.
– No, papá, pero ahora en serio, como hombre ¿que es lo que más te gusta de mi?.
– Pues mira, cariño, para empezar, porque es lo que más visible tienes en este momento, tus piernas, tienes unas piernas perfectas.
– Eso es gracias a que hago mucha cinta en el gimnasio, tocamelas, ya veras lo duros que tengo los muslos.
– ¿Quieres que te toque los muslos?
– Si tu quieres, porque eres el único hombre al que le dejaría hacerlo.
Yo, en ese momento, me quedé un poco desconcertado, no esperaba que mi hija me saliera por ahí, pero reaccioné enseguida y decidí hacer lo que mi hija me había dicho que hiciera, puse mi mano derecha encima de la pierna que tenía más cerca, situandola un poco por encima de la rodilla y apretandola con mis dedos le dije:
– Si cariño, se ve que las tienes duras.
– No papá, tocame el muslo por la parte de dentro que es donde están los musculos y un poco más arriba.
– Perdona cariño, pero es que me da un poco de corte.
– ¿Corte? Jajaja, que soy tu hija, papá y tu puedes tocarme donde quieras, sin ningún problema, ya te he dicho que eres el único hombre que dejo que me toque.
Yo tomándomelo ya de una forma más relajada, la contesté, riéndome también :
– OK cariño, pues nada, te tocaré todo lo que tu quieras que te toque, jajaja
Metí mi mano entre medio de sus muslos, acariciando la parte interna del que tenía más cerca… Ufff.. Su piel era muy fina y agradable.
Mi hija me animó diciendome:
– Aprietalo, para que compruebes lo duro que lo tengo.
En ese momento pensé para mi: “no te imaginas lo que se me está poniendo duro a mi”, porque al acariciar la parte interna del muslo de mi hija, me había excitado y noté que se me ponía dura la verga…
Hice lo que mi hija me había dicho, apreté su muslo, por la parte de atrás y efectivamente comprobé que lo tenía duro, pero, sin querer, o no sé si queriendo, con el canto de mi mano toqué sus bragas en la parte que está justo en la intersección de ambos muslos, o sea, justo la parte que tapa su coñito…
Mantuve mi mano allí unos segundos, pero lo suficiente para que mi hija sintiera mi contacto, ella no me dijo nada, pero, supongo que instintivamente, abrió un poco más sus piernas, como para facilitarme el contacto con esa parte tan íntima de su cuerpo.
Yo creí que fue en este momento cuando mi hija se dejó llevar por sus instintos de mujer y decidió echarle más leña al fuego.
Yo saqué mi mano y le dije:
– Pues si, cariño, tienes unos muslos muy bien trabajados en el gimnasio.
Se lo dije mirandole a la cara y vi que se había puesto un poco roja.
– Gracias papá, ¿Ves como no pasa nada porque me toques mis muslos?
– Pues si hija, ya no me da corte tocarte lo que tu quieras, jajaja
– ¿Ah si? Pues, también me dijiste que voy bien de pecho, supongo que te referías a mis tetas, ¿Te gustaria vermelas para comprobar si voy bien o mal?
Aquí estaba la leña y yo soy el fuego, eran casi las diez de la noche de un viernes y mi mujer no vendría hasta las nueve de la mañana, no me lo había planteado nunca, pero si mi hija quería jugar a algún tipo de juego conmigo, por mi no iba a quedar, así que le dije:
– Solo si tu me las quieres enseñar.
Ella, sin decir una palabra se bajó los tirantes del camison y lo dejó caer, quedando sus preciosas tetas al aire frente a mi asombrada cara… Ufff
Eras las tetas más perfectas que había visto en mi vida y así se lo dije a mi hija:
– ¡Joder hija! Son las tetas más perfectas que he visto en mi vida.
Ella ya, en el papel de mujer orgullosa de su cuerpo, consciente de que controlaba la situacion, viendo que su padre se había olvidado de su condición y en ese momento era un hombre como cualquier otro, decidió echar otro montón de leña al fuego, ese fuego, que se ve, que yo había encendido cuando toqué su coñito por encima de las bragas con el dorso de mi mano y mirandome con cara de niña traviesa, me dijo:
– Dijiste que ya no te daría corte tocarme lo que yo quisiera ¿Te gustaria tocarmelas?
¿Que si me gustaría tocarselas? Lo que me gustaría era comermelas enteritas, noté como mi verga se endurecia aún más, que hasta me dolía apretada dentro de mi calzoncillos y tratando de no parecer un salido, le contesté:
– Si tu quieres que te las toque, por mi encantado de tocartelas.
– Pues aquí las tienes a tu disposición, puedes tocarmelas y hacer con ellas lo que quieras.
Uffff ¿Hacer con ellas lo que quiera?
Estuve tentado en lanzarme a por ellas y comérmelas, pero me contuve y solo se las empecé a acariciar con mis dos manos y a coger sus pezones con mis dedos, apretandolos suavemente… Ufffff
Eran suaves, suavesss…..
Sus pezones se pusieron duros y mi verga dio como un salto y se recolocó quedando en una posición más cómoda, pero me imaginé que formando un gran bulto que mi hija si miraba hacia allí, lo podría ver.
Y efectivamente, vi como mi hija miraba mi bulto, hizo un gesto muy significativo, se mojó sus labios con la lengua y mirándome a mi cara, que debía ser todo un poema, me dijo con su voz un poco ronca, señal de que estaba excitada:
– Se lo que estas pensando, papá
Yo ya totalmente decidido a no cortarme un pelo le dije:
– ¿Ah si? ¿Y puedo hacer lo que estoy pensando?
A lo que ella, que se ve que estaba deseando que lo hiciera, me dijo, mirándome con su cara completamente roja:
– Prueba
Y vaya si probé, se las cogí con ambas manos, metí mis fauces entre ellas y me las empecé a comer como un desesperado… Uffff
Las chupaba, las lamia, metía los pezones en mi boca, los succionaba y hasta los mordía despacito mientras los masajeaba con mi lengua… Uffff
No podía ver la cara de mi hija, pero ella había agarrado mi cabeza con sus dos manos y acariciaba mi pelo, mientras se le escapaban ligeros gemidos, se ve que le gustaba lo que le estaba haciendo y debía estar ya tan excitada como yo.
Finalmente, después de un buen rato comiéndome aquellas tetas que volverían loco a cualquier hombre, decidí parar, saque mis fauces de sus tetas y por primera vez pude ver la cara de placer de mi hija.
Estaba jadeando, con su boca abierta y sus ojos con una mirada perdida, pero enseguida reaccionó y me dijo ironicamente:
– ¿Te han gustado?
A lo que yo ya, con una excitacion incontrolable le contesté:
– Mucho, cariño, me las seguiría comiendo sin parar, gracias por dejarme hacerlo.
A lo que ella me contestó mirando, ya sin ningún disimulo hacia el enorme bulto que había formado mi endurecida verga en el pantalon:
– Si, se nota bien que te ha gustado mucho y ¿sabes? Yo te he enseñado mis tetas y te he dejado que te las comas, ahora me gustaría que tu me enseñaras eso que tienes ahí.
No me podía creer nada de lo que estaba pensando. Ahora mi hija quería ver mi verga y tal y como lo ha dicho, comérsela también… Uffff
Evidentemente, por mi encantado, porque estaba ya que no podía más, así que sin andarme con rodeos, me bajé el pantalón y los calzoncillos y mi verga salió a tomar el aire, como empujada por un resorte.
Mire la expresión de sorpresa de mi hija al vermela así, supongo que no se la imaginaba tan grande.
Yo mirándola a la cara le dije:
– Pues ahí la tienes, cariño, toda tuya, puedes hacer con ella lo que quieras.
Ella sin decir nada, la cogió con una de sus manos, que apenas la podía abarcar, de lo gorda y dura que se me había puesto y comenzó a menearmela suavemente, como con miedo, hasta que sacó totalmente mi glande, que lucía enorme, rojo y brillante.
Vi como en su cara se dibujaba otra expresión de sorpresa, que duró solo unos segundos, porque inmediatamente se agachó, metió aquella cosa en su boca y comenzó a chuparlo con mucha ansia.
Luego, poco a poco fue chupandolo con más tranquilidad y metiendo más trozo en su boca, sin soltarlo, mientras que con su otra mano había empezado a acariciar mis testiculos… Uffff
Yo agarré su cabeza con mis dos manos, acariciando su pelo, pero sin apretarsela para metersela más adentro, no quería que se atragantara, ni hacerle ningún daño.
Con lo excitado que yo ya estaba y ahora con la mamada que me estaba dando mi hija, vi que no iba a tardar mucho en correrme y así se lo dije a mi hija:
– Cariño, sacatela que me voy a correr ya mismo.
A la vez que hice intención de tirar de su cabecita para sacársela yo y correrme fuera de su boca, pero mi hija me hizo un gesto con la mano que me estaba acariciando los testiculos, indicándome que no la sacará, a la vez que me la apretaba más con la mano que me la tenía agarrada y me la chupaba con más pasión.
Yo comencé a correrme y mi hija chupaba y tragaba todo lo que podía, pero en esa posición, gran parte de mi semen la escurria por las comisuras de sus labios y caía sobre mi pubis.
Ufffff… Que gustazooooo, no me lo podía creer, me estaba corriendo en la boca de mi hija…
Ya no había que disimular nada, todo era muy explito, mi hija y yo habíamos iniciado una sesión de sexo y yo ya quería seguir hasta donde mi hija quisiera llegar.
Ella se acababa de comer mi verga, yo me había comido sus tetas y ahora quería comerme también su coñito, así que, sin más demora, ni conversación de por medio, según estaba sentada en el sofá con su camisón por la cintura, tiré de el y de sus bragitas y se lo saqué por abajo, quedadola completamente desnuda.
Mi hija no decía nada, solo me dejaba hacer, supuse que ella, al igual que yo, sabía lo que iba a pasar y quería que pasara, porque se echó para atrás, apoyando su espalda en el respaldo del sofá y abrió sus piernas, poniendo a mi disposición su coñito…
Ufffff… Aquella visión era algo increíble para mi, tenía todo el cuerpo de mi preciosa hija a mi entera disposición…
Acerqué mi cabeza a su sexo y percibí su embriagador olor a hembra.. Ummmm
Era un olor delicioso.
Luego abrí sus labios exteriores, que los tenia cerrados como los pétalos de una flor y apareció su sonrosado, húmedo y brillante interior, con el diminuto capuchón dentro del cual estaba su clitoris..
Metí mi lengua hasta donde entró y mi hija dio un suspiro al sentir esa sensación por primera vez en su vida.
Lamí y chupé todo el agujerito, luego con la lengua abrí el suave capuchóncito y comencé a acariciar su diminuto clitoris con mi lengua.
Ahí mi hija comenzó a gemir mas fuerte, agarró mi cabeza con sus dos manos, me la apretó contra su coñito, dio un grito y comencé a recibir en mi boca el elixir del orgasmo que estaba teniendo.
Yo seguí chupado y tragándome sus fluidos, que tenían un olor muy especial y un sabor muy agradable… Ummmm
Luego mi hija aflojó la presión de sus manos sobre mi cabeza y relajó todo su cuerpo, mientras yo seguía chupando su coñito hasta dejarlo completamente limpio…
Yo me había quitado tambien toda mi ropa y estaba desnudo como ella.
Lo que seguia era de libro, pero yo ahí ya recuperé mi condición de padre y pensé que por hoy era suficiente, mi hija y yo habíamos empezado “jugando” y habíamos terminando teniendo sexo oral, ambos lo habíamos disfrutado y nos habíamos corrido, era mucho más de lo que yo me podía imaginar y consideré que era más que suficiente por el momento.
Después lo hablaría con mi hija y si ella quería que la penetrara, ya buscaríamos el momento más adecuado y lo haríamos con seguridad, usando preservativos, cosa que ahora no teníamos en casa, porque no los usaba con mi mujer, ya que ella tiene puesto un DIU.
Pero claro, no contaba con lo que pensaba mi hija al respecto y por si hasta ahora todo me parecía increíble, no era nada comparado con lo que me dijo mi hija a continuación.
Sin moverse de la postura en que estaba, mi hija me dijo con voz suplicante:
– Papá métemela, penetrame, follame, quiero que tu seas mi primer hombre, el primero y único al que deseo tener dentro de mi…
Yo tiré de ella, para que se sentara bien en el sofá, me senté a su lado y le dije:
– A ver cariño, yo por mi te penetraria y te follaria hasta que se agotaran mis fuerzas, pero creo que eso es algo muy serio y más siendo tu primera vez y además si no soy capaz de contenerme y me corro dentro de ti, cosa que por supuesto me encantaría hacer, podría embarazarte y eso sí que sería un problema muy grave para todos.
Y aquí fue donde me quedé de piedra con lo que me dijo mi hija. Ella ya, completamente relajada y más tranquila me dijo:
– A ver papá, por eso no te preocupes, porque compré la “Pildora del día después” y me la tomaré mañana.
Yo, totalmente desconcertado por lo que me había dicho mi hija le dije:
– ¿Como dices? ¿Es que tu ya sabías que iba a pasar lo que ha pasado?
– Pues claro que lo sabía papá, llevo tiempo buscando el momento más adecuado para intentarlo contigo, porque no estaba segura que fueras a “entrarme al trapo”.
– A ver cariño, las cosas se han dado como se han dado, pero yo nunca había pensado en tener sexo contigo, a pesar de ser para mi la mujer más deseable del mundo, pero eres mi hija y eso era para mí una barrera infranqueable, o al menos, eso era lo que pensaba yo hasta ahora.
– Pues mira papá, te voy a ser sincera, llevo ya tiempo rechazando las proposiciones de todos los hombres que me rodean, todos, todos, lo único que quieren es follar conmigo, pero yo tengo tomada la decisión desde siempre, que mi primer hombre serias tu, mi padre, el hombre al que más amo y el que más me ama a mi.
– Vaya hija, me dejas de piedra, pero, evidentemente, para mi será un placer complacerte.
– ¿Sabes papá? No solo quiero que seas mi primer hombre, perder mi virginidad con mi padre, sino que además quiero que te corras dentro de mi y me embaraces.
– ¿Queeeee? ¿Pero te has vuelto loca cariño?
¿Como comprendes que te voy a embarazar?
¿Pues no decías que habías comprado la Píldora del día después, precisamente para evitar un embarazo si teníamos sexo?
– Tranquilizate papá, a ver si te lo explico.
– Si, si, explícamelo hija, porque no entiendo nada y me estas poniendo muy nervioso.
– Pues verás papá, quiero cumplir mis dos fantasias, la primera es que tu seas mi primer hombre y la segunda sentir lo que se siente estando embarazada de mi padre.
– Ya, ya, eso ya me lo has dicho, pero sigo sin comprender nada.
– Bueno, pues verás, nosotros tenemos sexo hoy, lo vamos a tener dentro de un momento, tu te corres dentro de mi, las veces que sean, porque estoy segura que querrás correrte más de una vez y desde hoy a las 10 de la noche, hasta mañana a las 10 de la mañana, que me pueda yo tomar la Píldora, durante 12 horas yo pensaré que estoy embarazada de mi padre y disfrutaré de esa maravillosa sensación.
– Uffff hija, si que lo has complicado, pero bueno, si eso es lo que tu quieres, si eso te hace feliz, por mi encantado de complacerte.
– Gracias papá, sabía que podía contar contigo, bueno, pues vamos a ello cuando tu quieras.
– No hija, vamos a hacerlo bien, porque creo que la ocasión lo merece, vámonos a tu cama y allí estaremos mucho más cómodos.
– Totalmente de acuerdo papito querido.
Nos cogimos de la mano y nos fuimos a su dormitorio.
Al llegar allí nos abrazamos y pude disfrutar por primera vez del contacto con el cuerpo desnudo de mi hija… Ufffff
Nos miramos de frente y pude ver en sus ojos un reflejo del amor que sentía por mi, era la mirada de una niña que se sentía segura, feliz e ilusionada entre los brazos de su padre.
Nos fundimos en un apasionado beso, que para nada era un beso de padre/Hija, sino más bien de dos enamorados, porque era lo que eramos en ese momento, yo siempre había querido a mi hija, como Hija, pero ahora me había enamorado de ella como la preciosa y deseable mujer que era.
Yo hubiera permanecido abrazandola, besándola y acariciando su cuerpo de forma indefinida, pero también me moría de ganas de poseerla, de hacerla totalmente mía, de meter mi verga en su vagina y de correrme dentro de su cuerpo… Ufff
Nos separamos, ella se tumbó de espalda en la cama, con sus piernas muy abiertas, estendio sus brazos hacia mi y me dijo con su voz de niña mimosa:
– Ven papito, ven, penetrarme, se mi primer hombre, eres mi primer amor.
Yo me metí entre sus piernas, acomodé mi verga con una mano a la entrada de su coñito y en cuanto la tuve enfilada, me apoyé en mis brazos, para no aplastarla con el peso de mi cuerpo y empecé a metersela suavemente, mirando fijamente la preciosa cara de mi hija, que tenía sus ojos y su boca abiertos en un gesto de deseo y entrega.
Mi verga comenzó a entrar en su estrecha y apretada vagina, pero a pesar que se sentía suave y lubricada, avanzaba con dificultad y en un momento mi hija hizo un gesto de dolor, yo me paré y le dije:
– ¿Te duele cariño? Si te hago daño me lo dices y lo dejamos.
A lo que ella me contestó con una voz ronca, que ya no era la de niña mimosa:
– No pares papá, sigue por favor, no se te ocurra parar…
– Está bien cariño, pero trata de relajarte, que estas muy tensa y por eso entra peor.
Noté como su cuerpo se relajaba, seguí empujando y mi verga continuo deslizándose suavemente, hasta que se la metí entera… Ufff
Mi hija seguía mirándome espectante, pero tuvo que sentir que ya la tenía toda dentro y me dijo:
– ¿Ya ha entrado toda, papá?
Yo en ese momento tenía una sensación muy extraña, sentía placer, pero tambien tenía un sentimiento de culpabilidad por una parte y de agradecimiento por otra, porque acababa de desvirgar a mi queridisima hija y esos dos sentimientos se mezclaron en mi cabeza cuando le dije:
– Si mi vida, ya ha entrado toda, ya he cumplido tu primer deseo, soy el primer hombre que entra dentro de ti, ya no eres virgen, me has entregado tu virginidad, gracias hija mía, me muero de amor por ti.
– Gracias a ti papá, siiiii ya cumpliste mi primer deseo, ahora quiero que me folles, quiero que ne des mucho placer y quiero que cumplas mi otro deseo, que te corras dentro de mi y que me embaraces.
Yo notaba las contracciones de la vagina de mi hija sobre mi verga, como si estuviera tratando de adaptarse a lo que tenía dentro de ella por primera vez.
Empecé a moverme despacito, sacando y metiendo mi verga, como con miedo, luego cuando comprobé que su vagina estaba bien lubricada y que mi verga, aunque muy ajustada, entraba y salía sin ningún problema, comencé a moverme más deprisa, con penetraciones profundas.
Mi hija cerraba sus ojos y abría su boca, gimiendo y jadeando, uffff, me encantaba ver su cara de placer.
Me tenía abrazado y al poco sentí como apretaba su abrazo, abrió sus ojos como sorprendida y lanzó un grito de placer.
Mi niña, que ya era una mujer, estaba teniendo su primer orgasmo por penetracion vaginal y lo estaba disfrutando a tope…
Gemia y gritaba, yo la dejé que se desahogara y luego me lancé a besar su boca para que terminará su orgasmo chupado nuestras lenguas… Ufff
Yo aceleré mis penetraciones y sentia un placer increíble, me estaba follando a la mujer en que se había convertido mi hija, pero seguía viendo su preciosa cara de niña, con sus ojos y su boca abiertos como sin poderse creer el placer que le estaba dando su padre.
Despues de un rato dándole, sentí que me iba a correr y como sabía lo importante que iba a ser para mi hija sentir por primera vez en su vida el semen de un hombre inundando su cuerpo, se lo dije, para que lo disfrutará al maximo:
– Me voy a correr cariño, voy a cumplir tu otro deseo, voy a inundar tu utero con mi semen y te voy a embarazar.
Y sin darme tiempo a más, metí mi verga hasta el fondo, paré mis penetraciones y empecé a lanzar chorros de semen dentro de lo más profundo de la vagina de mi hija.
Al escucharme decirle eso y sentir el calor de mi semen, su cuerpo convulsionó, me rodeó con sus brazos y sus piernas y empezó a tener un orgasmo escandaloso, gemia y gritaba:
– Siiiiii… Siiii papaaaá, siiiii, siento tu semen inundando mi uterooooo, siiiiii, me estás embarazandoooo… Siiii… Lo sientoooo… Lo sientoooo… Ahahah… Ahahah
Yo la dejé que se desahogara y luego tapé su boca con la mia, fundiendonos en un apasionado beso, mientras ambos nos corríamos… Ufffff
Sin ninguna duda era para los dos, el momento más intenso de nuestras vidas, algo que nunca podríamos olvidar y lo estábamos disfrutando a tope… Ufff
Fue algo realmente maravilloso, dos cuerpos, el de un padre y una hija fundidos en uno solo, creando una nueva vida, porque, aunque finalmente, esa nueva vida no se materializase, en ese momento era algo totalmente real y desde luego, era lo que mi hija deseaba y estoy seguro que lo estaba disfrutando y sintiendo un placer indescriptible, pensando que su queridisimo padre la estaba embarazando en ese preciso momento.
Finalmente ambos nos fuimos relajando, mi hija dejó caer sus piernas y aflojó su abrazo, yo abandoné su boca y ella llenó sus pulmones de aire, dando un fuerte suspiro.
Me quedé mirando su cara que reflejaba felicidad, mientras me movia de nuevo, disfrutando de las contracciones de su vagina y luego empecé a besarla en la cara y en los labios, pero con besos de cariño y del inmenso amor que sentía por ella en esos momentos.
Cuando llegué a casa a las 9 de la noche, empecé a hablar con una niña y ahora, dos horas después, estaba teniendo sexo y embarazando a una mujer.
Finalmente se la saqué y me tumbé a su lado, pero mi hija, que se ve que no quería perder el contacto de nuestros cuerpos, se giró, se subió encima de mi y comiéndome a besos ne dijo:
– Gracias papá eres el mejor padre del mundo, has satisfecho mis dos deseos, me has hecho mujer y ahora mismo estoy embarazada de ti, tengo mi útero lleno con tu semen y me siento la mujer más feliz del mundo.
– Gracias a ti mi vida, me has entregado tu virginidad, que es el tesoro más valioso de una mujer, me has permitido ser el primer hombre que disfruta del calor y la suavidad de tu vagina y correrme dentro de ella, eso es algo que yo jamás había imaginado que pudiera suceder.
Yo estaba totalmente satisfecho, había conseguido algo que nunca se me había pasado por la cabeza, tener sexo con mi queridisima hija y de la forma más maravillosa que se puede tener y pensaba que la experiencia había terminado, que hablaríamos para ponernos de acuerdo en cómo seguir de ahora en adelante, pero no contaba conque mi hija que era la que había planificado todo aquello, tenía otros planes, de los cuales me enteré cuando me dijo:
– Bueno papá, como ya he dejado de ser una niña y me has convertido en una mujer, ahora quiero que me folles como esa nueva mujer que soy y que seguiré siendo para ti y solo para ti, de ahora en adelante.
Se quitó de encima de mi, se puso a cuatro y me dijo:
– Vamos a empezar probando esta postura, que he fantaseado muchas veces con ella.
Yo ya, completamente entregado a los planes de mi hija, me situe de rodillas detrás de ella y antes de penetrarla, vi su precioso culo, con sus dos entradas a mi disposición… Buffff… De su coñito goteaba el semen de mi reciente corrida y su ano era un redondelito perfecto.
Viéndolo así y sabiendo que, lógicamente, también era virgen por ahí, pensé que, más pronto que tarde, también sería mía por ese agujeroto, pero ahora me conformé con agacharme y darle unos lametones con la lengua… Ufff
Mi hija al sentir mi lengua en su ano se estremeció y me dijo:
– ¿Que me haces papá? ¿Te gusta mi ojete? Si te gusta también está a tu disposición, para usarlo cuando tu quieras, pero para eso hoy no estoy preparada, porque necesitaremos mucha lubricacion ya que, por supuesto, también soy virgen por ahí.
– Si cariño, claro que me gusta tu ojete, pero lo respetaré hasta que estés preparada y tu me digas, por el momento vamos a seguir por donde íbamos, ahora te voy a penetrar de nuevo por tu deliciosa vagina y te voy a follar como tu quieres, como la preciosa y deseable mujer en que te has convertido.
Y sin mas, enfilé mi verga a la entrada de su chorreante coñito, la agarraré con mis dos manos de las caderas y se la fui metiendo lentamente, hasta tenerla toda dentro.
Ahora entró con mucha más facilidad, porque, aunque su vagina seguía estando muy estrecha, estaba muy lubricada.
Comencé el mete y saca despacio también, saboreandolo, luego empecé a ir más rápido y en esa posición se oía el ruido que hacían mis testiculos al chocar con su coño.
Mi hija jadeaba, gemia, movía su culo buscando la máxima penetracion y me decia:
– Dame fuerte papá, dame sin miedo, follameeee, follameeee…
Al poco comenzó a tener un nuevo orgasmo, yo sentí las fuertes contracciones de su vagina en mi verga y a oír sus gemidos de placer y seguí follandomela sin parar… Ufff
Como me había corrido ya dos veces, tarde en hacerlo de nuevo, así que disfruté del coñito de mi hija, hasta que finalmente me corrí de nuevo, añadiendo más semen al proyecto de embarazo de mi hija.
Ella al sentir el calor de mi semen, estalló en un nuevo orgasmo, gritando lo que seguía fijo en su mente:
– Siiiiii papaaaaá.. Llena de nuevo mi útero con tu semenmm… Embarazameeee… Ahahah… Siiiii… Lo sientoooooo… Buffff..
Cuando terminé de correrme, me salí de ella y me desplomé totalmente agotado.
Mi hija se tumbó también a mi lado, respirando acelerada, supongo que también agotada por tantos orgasmos disfrutados en tan poco tiempo…
Cuando los dos recuperamos el resuello, mientras acariciaba su cuerpo desnudo le pregunté:
– ¿Te ha gustado tu primer polvo como mujer?
– Me ha encantado, papá y así quiero que me folles siempre de ahora en adelante.
– De eso tenemos que hablar cariño, de que va a pasar de ahora en adelante, entre nosotros.
– Pues yo lo tengo muy claro papá, mamá está y seguirá estando ahí como tu esposa y como mi madre y así la seguiremos viendo y tratando los dos, yo seré “la otra”, tu amante, sin dejar de ser tu hija.
– ¿Y tu te sentirás cómoda en ese papel?
– Si papá, muy cómoda, hasta ahora todo ha salido como yo había pensado y así seguirá siendo en adelante, para mi tu serás el único hombre, seguiremos teniendo relaciones cada vez que podamos, que con los turnos de trabajo de mamá, podrá ser todos los días, siempre que tu quieras que sea así.
– Por supuesto que quiero que sea así, si es lo que tu quieres, aunque, eso de que yo sea tu único hombre, no creo que deba ser así, ya que tu eres muy joven y en algún momento deberás crear tu propia familia.
– Bueno, papá, no nos vayamos tan lejos, de momento yo solo quiero estar contigo, le diré a mamá que quiero ponerme un DIU como tiene ella, para que podamos follar sin problemas de embarazos, de momento me conformo con disfrutar de este embarazo de hoy, que era mi fantasía y mi deseo.
– OK cariño, ya iremos viendo, lo del DIU me parece bien, aunque, como te imaginaras, tu madre te va a coser a preguntas, jajaja.
– Sí, eso ya me lo imagino… Jajaja
– Bueno, cariño, yo creo que por hoy ya está bien, yo me he corrido tres veces y ya no doy para más, así que me iré a mi dormitorio a descansar y ya seguiremos hablando mañana.
– OK papá, hasta mañana mi amor, te quiero con locura, eres mi hombre.
Nos fundimos en un apasionado beso de lo que habíamos empezado a ser, Amantes, sin dejar de ser padre e hija y yo me fui a mi dormitorio a descansar y a esperar a mi esposa, cuando llegara por la mañana.

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